En pocas palabras, esto aumentaría enormemente nuestras necesidades de energía. Verá, aunque reducir a la mitad el tamaño de un humano reduciría algunos costos de material, no ahorraría mucho en ningún otro aspecto.
Por ejemplo, los humanos pequeños aún necesitan el mismo brillo de luz y se sienten cómodos en el mismo rango de temperatura.
Sin embargo, los grandes problemas surgen cuando consideramos la infraestructura del mundo. Todas las máquinas y edificios profesionales están construidos para la altura humana promedio. Si la altura promedio se redujera a la mitad, la infraestructura ya no funcionaría. Las escaleras, escritorios y puertas serían casi imposibles de usar.
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La energía que costaría derribar la infraestructura del mundo y reconstruirla para adaptarse a una nueva altura promedio es casi inconcebible. El dinero que costaría sería del orden de 700 billones. Lo predigo porque el patrimonio neto del mundo ronda los 241 billones. (En una nota al margen deprimente, los Estados Unidos tienen una deuda de alrededor de 18 billones. Eso es alrededor del 7% de la riqueza mundial total).
Si bien los productos materiales que las personas necesitarían disminuirían a la mitad, la cantidad de energía que tomaría para remodelar el mundo actual eclipsaría cualquier otro ahorro.
Además, a través de tanta evolución, la humanidad se decidió por la altura promedio actual. Entonces, tiene que ser bastante óptimo para nuestros cuerpos y bioquímica.